Retrato de D. Félix de Azara (1746-1821), realizado por Francisco de Goya y Lucientes.
Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza.
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D. Félix de Azara estuvo en
Las descripciones que siguen son muy interesantes por las observaciones que hizo en una época en que aún conservaban los territorios recorridos su aspecto primitivo. El Capitán Azara prosigue su relato: "Desde la salida hallamos por todo el camino muchas casas o ranchos en mayor número cerca de la ciudad. Viven sus moradores de la cría de ganados, siembras de maíz y trigo, de todo poquísimo y principalmente de no gastar. No ofrecen estos campos eminencias ni valles, todos son casi horizontales, carecen de árboles y leña; sólo se ve algún ombú que sirve de sombra a algún rancho; pero a la salida de la ciudad se hallan muchas chacras cerradas de tunas en que apenas hay otra cosa que algunos duraznos e higueras mal cuidados.
También hay en las mismas cercanías muchos tejares, que surten a la ciudad de ladrillo de que casi toda está hecha, porque no hay piedra alguna. Cuécense los ladrillos con biznagas y cardos secos. Carecen estos campos de agua, que aun para los animales se saca de pozos, haciendo tirar la vasija o balde cuero por un caballo. El agua se halla a ocho o diez brazas de profundidad. Distaría nuestro camino de la costa del Río de la Plata, tres o cuatro leguas donde más, y todo el terreno estaba tan seco que ni una hierba verde se veía.
Como a cinco leguas de la ciudad hallamos en arroyo de Las Conchas, que no corría pero es muy cenagoso en tiempo de lluvias, en profundidad pero escondido. Sólo halle un avestruz y muy raro caracará o carancho, ni otras aves carnívoras que tanto abunda la banda de Montevideo, sin embargo de que halle algunos animales muertos. Tampoco vi otras aves sino muchos mochuelos, que los portugueses llaman curuchay, todos metidos en la infinidad de vizcacheras. Acaso la suma sequedad y aridez en que estaba la tierra ahuyenta las aves, cuanto anduve es tierra greda negra en la superficie de las raíces podridas.
La noche tenía luna y a su luz pude ver que la Iglesia del pueblo del Pilar era de ladrillo cubierta de teja y bastante capaz. Es parroquial y contiene alrededor unas 30 casas o ranchos. No paramos aquí; continuamos hasta la posta que dista del pueblo media legua, en cuyo comedio corre un arroyo del nombre del pueblo muy cenagoso, particularmente a la banda de dicho pueblo.
Dormimos al sereno para libertarnos de las pulgas y a las 6 de la madrugada, del día 3 de enero, montamos a caballo y a las cinco leguas hallamos un pueblo llamado la Capilla de Casco [Capilla del Señor], curato que tendrá inmediatas a la Iglesia 25 casas cubiertas de teja".
La narración que sigue es muy atrayente, pues abundan las explicaciones de los lugares visitados y lo reparado en el trayecto del camino hacia Asunción, donde llegó el 9 de febrero, en cuya travesía pasó por San Antonio de Areco, Arrecifes, Baradero, San Pedro, Rosario, Santa Fe, Goya y Corrientes (83).
Publicaciones - La imagen entronizada en el altar mayor del templo.
La versión más antigua y completa del historial de la iglesia y pueblo del Pilar, de la cual se tiene conocimiento, fue difundida recién en octubre de 1940. En ese año Pedro Piñero y José María Thomassey, con la colaboración gráfica de Juan Aldax, publican el "Album de Pilar". La edición, de tirada muy limitada y solventada por comerciantes y profesionales del partido, contiene, además, antecedentes de las instituciones locales, personajes, sociales, etc., y se completa con ilustraciones y fotografías (84).
La reseña descriptiva de los orígenes del lugar incluida en este ejemplar, fue tomada de las hojas de "Criterio" órgano católico dirigido y difundido en los hogares cristianos de la localidad por el Reverendo Padre Silvio Braschi, llegado a Pilar en 1920. Este sacerdote durante su gestión por más de 30 años, logró reunir varios documentos originales de distintos sucesos acaecidos en el pasado, luego desaparecidos y hoy en manos de particulares, circunstancia de la cual nos explayamos en la introducción de esta recopilación.
Vista del interior y altar de la Parroquia Nuestra Señora del PIlar - aprox. 1950
Algunos de estos testimonios fueron transcriptos en el año 1948 por el Instituto Agrario Argentino en un libro que llevó por título "Reseña General Histórica, Geográfica y Económica del Partido del Pilar". Años más tarde fueron apareciendo otras publicaciones editadas con la anuencia y el auspicio de la Municipalidad del Pilar (85).
En todas estas obras y diversos artículos aparecidos en folletos, revistas, diarios y otros medios de difusión del partido, siempre se ha dicho que la imagen donada por Da. María Cabezas, "es la misma que se encuentra entronizada en el altar mayor del templo actual". (86).
En cambio, el Padre Jesuita Guillermo Furlong, sostenía: "la imagen que se venero desde sus comienzos fue una representativa de N.S. del Pilar de 80 cm . de altura, a principios de este siglo se donó a una capilla vecina y en su lugar se puso otra de dudosa advocación" (87).
En cambio, el Padre Jesuita Guillermo Furlong, sostenía: "la imagen que se venero desde sus comienzos fue una representativa de N.
La duda quedo esclarecida con el hallazgo del Libro 1º de Fábrica de la Iglesia que se hallaba archivado en la Curia Diocesana de Buenos Aires. Las constancias de este tomo comenzaron en 1784 y en él se anotaban las cuentas de los ingresos producto de derechos, limosnas y donaciones, como también las salidas en concepto de los gastos. Así podemos enterarnos que, en el mes de septiembre de ese año, se abonaron 25 pesos al Fray Manuel, tallista del Convento de San Francisco, por la hechura de una imagen de Nuestra Señora del Pilar, por estar indecente la que había. Al pintor Andrés, se le pagan 10 pesos por encarnar el niño, el rostro y las manos de la imagen. Por la cabellera de la virgen se abonan 6 pesos y otros 30 son destinados a la confección de la corona de plata, la cual se encarga al Maestro D. Manuel Pimentel. Esta nueva imagen se estreno el 11 de octubre de 1788 y en la ocasión la virgen patrona lucía un vestido nuevo de brocado celeste con galones finos de plata (88).
La primitiva imagen era de las consideradas de bulto, estaba modelada en arcilla y totalmente vestida, mientras que la actual es de confección moderna. Esta compuesta por piezas desarmables sujetas con tornillos; la base y el pilar que la sostiene es de madera y el resto, partes de yeso y cerámica pintada (89).
Una representación antigua, se conserva en una de las vitrinas del museo "Alcalde Lorenzo López", se trata de una pequeña imagen de medio cuerpo de Nuestra Señora del Pilar, donada por D. Alejandro Timoteo Mayobre, vecino del barrio La Verde, quien la preservaba de sus antecesores.
Las telas que cubren a esta imagen se hallan corroídas por el paso del tiempo y estan compuestas de un encaje blanco, vestido celeste, cinto rojo, capa de color crema y filetes bordados con hilo dorado. Su cabellera, de tono castaño y de pelo natural, está sujeta por la frente con una vincha negra y de una de sus orejas, la última vez que la vimos, pendía un arito de oro. Una de sus manos y un bracito del niño Jesús estaban rotas. De su cuello, mediante un cordón, se hallan engarzadas tres medallitas, una de ellas con la insignia de una gallina, la otra con una ovejilla y la restante con el perfil de una virgen sosteniendo un rosario entre sus manos.
Respecto a la imagen entronizada en el altar mayor de la Iglesia, por autorización concedida por el Padre D. Ramón José Villa, se pudo observar y verificar el material de su confección. A ello se suma las explicaciones dadas por el Sacristán Juan Carlos Basile, encargado en desarmarla para sacarla de su camarín, en ocasión que es llevada por los fieles en procesión por las calles del pueblo.
Respecto a la imagen entronizada en el altar mayor de la Iglesia, por autorización concedida por el Padre D. Ramón José Villa, se pudo observar y verificar el material de su confección. A ello se suma las explicaciones dadas por el Sacristán Juan Carlos Basile, encargado en desarmarla para sacarla de su camarín, en ocasión que es llevada por los fieles en procesión por las calles del pueblo.
El Padre Luis Antonio García de Tagle.
Nombramiento del Dr. D. Luis Antonio Tagle como Cura del Pilar
En 1784 asume como Síndico Ecónomo de la Parroquia el Doctor D.Luis Antonio García de Tagle (90), quien había sido nombrado el 19 de diciembre de 1783 por el Obispo de Buenos Aires fray Sebastián Malvar y Pinto (91) . De su intensa y laboriosa actividad destacaremos algunas de las tantas obras que llevó a cabo para la preservación de la Iglesia. Las primeras innovaciones consisten en la construcción de un nuevo retablo mayor, se cubren los pisos interiores y las veredas en todo su contorno con ladrillos asentados, lo mismo se hace con las paredes exteriores para evitar la penetración de las aguas, se renuevan los tejados, se amplían los recintos, la carpintería por estar muy vieja se restaura a nuevo, se adquieren nuevas esculturas, moblajes y otros enseres (92).
Nombramiento del Dr. D. Luis Antonio Tagle como Cura del Pilar
En 1784 asume como Síndico Ecónomo de la Parroquia el Doctor D.
Las refacciones eran permanentes y poco duraderas. En abril de 1785 "se reedifica un pedazo de pared que arruinó la caída de la torre por haber fallado los cimientos, habiendo concurrido para su ruina la continuación de un temporal de agua por tres días antes de San Lorenzo" (93).
El Padre Tagle contaba con una estrecha colaboración de los vecinos y a diario recibía de ellos donaciones de fanegas de trigo, el cual se transportaba en carretones a la Ciudad de Buenos Aires, donde se comercializaba. Lo mismo ocurría con el ganado, cuya venta procuraba fondos para el mantenimiento de la Parroquia (94).
La estancia de la Virgen.
En enero de 1789, se construye una nueva estancia para la virgen en terrenos donados para tal fin. Allí se levanta un rancho techado de paja, con un dormitorio, sala y cocina. Contaba, además, con una enramada, pozo de balde, dos corrales y quinta. Su capataz era D. Manuel de La Madrid, un comerciante que oficiaba de estanquero y tenía su morada en tierras dela parroquia. Otros principales benefactores y limosneros eran: Justo de la Cruz, Andrés Cufre, Juan de Cheves, Ventura López, Mateo Pereira, Pedro Rojas, Blas Rojas, Joaquín Hernández, Domingo Fernández y Joaquín Cabot (95).
En enero de 1789, se construye una nueva estancia para la virgen en terrenos donados para tal fin. Allí se levanta un rancho techado de paja, con un dormitorio, sala y cocina. Contaba, además, con una enramada, pozo de balde, dos corrales y quinta. Su capataz era D. Manuel de La Madrid, un comerciante que oficiaba de estanquero y tenía su morada en tierras de
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Bibliografía, documentación consultada y notas.
Consultar.
continúa capítulo XI.-
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