jueves, 23 de septiembre de 2010

CAPITULO IV - María Cabezas. La imagen de bulto. Donación de tierras. Planos antiguos. La Capilla ayuda de Parroquia de Nuestra Señora de Luján. Diario de viajes del Padre Parras.


En la formación espontánea de las poblaciones humanas existe una variedad de casos. Luján y Pilar se formaron alrededor de Capillas, es decir de Oratorios rurales y al igual que Belén de Escobar, su creación y significado obedece al protagonismo de la mujer y a una vocación religiosa a la Santísima Virgen María y al Niño Dios.

Recordemos y tengamos presente los nombres de estas tres mujeres; Ana de Matos (Luján), mujer de Marcos de Sequeira, María Cabezas (Pilar), cónyuge de Francisco Gómez de Saravia y María Eugenia Tapia (Belén de Escobar), esposa de José Antonio Cruz.

Desde los primeros afincamientos de personas en la campaña se contó con la presencia de determinadas ordenes religiosas, ello no evitó que en el interior de cada vivienda existiera un culto particular. La inmensa fe católica de estas familias, su aislamiento y la falta de un lugar cercano donde profesar su devoción cristiana hizo que venerasen distintas imágenes.

La considerable distancia que separaba a la Iglesia de algunos parajes densamente poblados de la Parroquia, fue motivo de que con el correr de los años se erigiesen Vicecuratos en los mismos para la mejor atención del servicio del culto. Uno de éstos fue el de Nuestra Señora del Pilar, al que sirvió originariamente de Iglesia una Capilla construida "a expensas de un particular" en las proximidades de la margen derecha del río Luján.

Da. María Cabezas conservaba una pequeña réplica de la santísima virgen María con el niño Dios en su brazo, en una visión personificada de Nuestra Señora del Pilar y es muy probable que el primer oratorio haya sido levantado en su propia casa pues un documento asevera: " ... en el año 1700 se habían establecido fortines en un lugar llamado <Luján abajo> para defenderse de las invasiones de los indios y en ese lugar se instaló el primer núcleo de población. En 1729, una vecina del lugar, María Cabezas, esposa de Francisco Gómez, quien poseía una imagen de la virgen del Pilar, se propuso darle culto público en una Capilla construida de ladrillos de adobe y techo de paja, cerca de la margen derecha del río Luján, solicitó autorización del obispo de Buenos Aires y una vez concedido la Capilla fue dedicada a la virgen del Pilar, siendo atendida por un sacerdote enviado del pueblo de Luján a celebrar oficios los días festivos" (23).

María Cabezas en ese entonces ya viuda, no sólo donó la imagen de la virgen, también cedió una parcela de terreno de su propiedad para que la construcción de la Capilla (24), la cual una vez habilitada comenzó a servir como ayuda de Parroquia al crearse el Curato de Luján en el año 1730 (25).

En 1737 fallece María Cabezas y es sepultada con cruz baja en la Capilla del Pilar (26). Luego de su muerte otra porción de sus tierras pasó a propiedad de la Iglesia, según se desprende de la trasferencia efectuada el 13 de marzo de 1749, fecha en la cual Fray Pablo del Aguila y Ríos, de la Real y Militar orden de Nuestra Señora de las Mercedes, vende al Capitán Gerardo Pérez un terreno de 250 varas de frente al río Luján por 9.000 varas de fondo, aclarando en dicho auto "que le pertenecen por los costos e impensas funerales causados en el entierro y demás exequias que importaron sesenta y dos pesos y cuatro reales que debían satisfacerme los herederos como Párroco que era en aquel tiempo en la Capilla del Pilar y no cubrieron pese a ser interpelados por el espacio de nueve a diez años" (27).

Una protesta a esta venta parte de D. Juan de Melo, quien en una nota enviada en julio de 1752 al Alcalde Mayor Provincial de la Santa Hermandad, expone: "... por muerte de mis suegros entramos yo y todos mis cuñados en posesión hereditaria de unas tierras de estancia en donde todos estamos situados, como también la Capilla de Nuestra Madre Santísima del Pilar, por donación que para dicha planta hizo mi suegra y todo consta de ambos testamentos de dichos difuntos que paran en mi poder y ha llegado a mi noticia que el R. P. Fray Pablo Nuño del Aguila le ha vendido al Teniente Gerardo Pérez doscientas varas de dichas tierras en cuenta de derechos sin consentimiento ni acuerdo de partes..." (28).

El comprador estaba casado con María Gómez, hija de los mencionados Francisco y María Cabezas. En 1799 Los herederos de Gómez reclamaron la pertenencia de estas tierras y el Cura del Pilar D. Luis Antonio de Tagle, como Síndico del pueblo, siguió una causa judicial contra los sucesores de Pérez; pleito que finalizó cuando la Cámara de Justicia les reconoció a estos últimos el derecho a 222 y ½ varas, de las cuales 150 varas se vendieron a Toribio Insúa en 1862 y el resto quedó para la Parroquia (29).

                             Referencias: Nº 5: Antigua Capilla Del Pilar. Nº 6: quinta de Ramón Pinazo.
                                  Nº 7: Estancia de la Virgen. Agrimensor Guillermo Pijto. Año 1799.

Otro campo adyacente con una superficie similar a la anterior, conocido como "tierras de la virgen", perteneció también a la Iglesia por donación que hiciera D. Isidro Cornejo. En su suelo existió el cementerio antiguo que luego pasó a propiedad de la Municipalidad (30).

El testamento de María Cabezas no pudo ser hallado y por tal motivo ignoramos los detalles de su última voluntad de quien tiene el mérito de haber sido la gestora del pueblo del Pilar a través de una veneración religiosa. La ausencia de este testimonio no trajo mayores inconvenientes para llegar a saber otros pormenores de su vida. De su matrimonio con Francisco Gómez de Saravia nacieron nueve hijos:

1) Francisco Gómez, cónyuge de María León.
2) Juana Gómez, casada con Nicolás Gómez de Saravia, hijo de Miguel Gómez de Saravia y de Gregoria Díaz Caballero.
3) José Gómez.
4) Micaela Gómez, casó primero con José Seco y en segundas nupcias con Bernardo Seco, hijo del chileno Pedro Seco y de Sabina Gómez de Sosa y Feo.
5) Lucas Gómez.
6) María Gómez, casó con Gerardo Pérez de la Rosa, hijo de Diego Pérez de Solís y Mendoza y María de la Rosa Lima o Gil. 
7) Pascuala Gómez, consorte de José Jerónimo Pereira Bocanegra.
8) María Josefa Gómez, posible mujer de Francisco Javier de los Santos.
9) Mariana Gómez, quien contrajo matrimonio con Juan de Melo Cabral, hijo del Capitán Diego de Melo Cabral y de Magdalena Martín Hernández de Saravia
(31).

A excepción de José y Lucas, todos estos matrimonios dejaron descendencia. Da. Mariana Gómez fallece el 20 de agosto de 1765 y es sepultada al día siguiente. En la partida de su entierro el Teniente de Cura Fray Pedro Pablo Reynoso deja un interesante y documentado testimonio por el cual podemos enteramos de que "... no hizo testamento ni pasó juez al inventario por no tener más bienes que las tierras donde vivía, siendo enterrada en la Iglesia con cruz alta por pedido de su esposo, quien se obligó a pagar los derechos parroquiales que eran 27 pesos luego de que se vendiesen las tierras, y el rompimiento de la sepultura se le dio de gracia por ser hija de quien donó la imagen de Nuestra Señora del Pilar y las tierras donde está fabricada dicha Capilla" (32).

Días después, el 11 de septiembre es inhumado el cuerpo de Juan de Melo, si bien no hay una variación sustancial en el escrito que certifica su deceso, debido a que se reiteran los mismos conceptos vertidos en la constancia anterior, sobresale la promesa que hace su yerno D. Fermín Jufré "... de abonar los honorarios a la Iglesia, luego de vendidas las tierras donde moraba el fallecido" (33).

En ambos casos quien certifica las partidas dice que no hicieron testamento. En cambio Da. Juana Ventura Melo, hija de este matrimonio, tenía otra opinión al respecto y en una declaración por el litigio de las tierras dice: "que no es cierto lo escrito por Fray Pedro Pablo Reynoso, quien tuvo la distinguida habilidad de apoderarse y ocultar en aquel archivo el testamento, recibos y otros papeles de D. Juan de Melo que se hallaban en una bolsa y que a éste se lo pidió D. Pedro Ponce de León, Síndico en aquellos tiempos de la Iglesia, donde quedaron guardados después de haber muerto Melo para el pago de los derechos de entierro. Como Melo fue albacea de D. Francisco Gómez, también fueron en la bolsa el testamento suyo y demás comprobantes" (34).

La denuncia formulada por la heredera Juana Ventura Melo da lugar a un informe del Notario eclesiástico D. Tomás de Basabe, que lleva fecha 24 de febrero de 1799 y por el cual certifica: "ser verdad que en el archivo de la Iglesia de hallan varios documentos y papeles que acreditan derecho a los terrenos de estancia de Don Francisco Gómez, como son varios recibos de los años 1705, 1706, 1707 y 1708, por compras de terrenos de estancia a Labayén y Espinosa, otro de 1708 a favor de D. Juan Melo Cabral por terrenos de estancia sitos en esta Capilla del Pilar comprados a Cordero.
Igualmente se encuentra una donación del Cura Dr. D. Francisco Javier Navarro a favor de este Santuario de 55 pesos que importaron los funerales de D. Juan Melo Cabral y Da. Mariana Gómez, cedidos sobre las tierras donde está la Iglesia con fecha del año 1767. También se halla un certificado del Cura Navarro y un decreto del Alcalde Provincial contra la venta de terrenos hecha por Fray Pablo del Aguila a D. Gerardo Pérez; además una donación de Da. Josefa Gómez a favor de este Santuario de los terrenos y derechos que tenga y pueda tener como legítima heredera de su abuelo D. Francisco Gómez" (35). Estos documentos se han perdido y es nuestra sospecha de que ellos también puedan  encontrarse en manos de algún particular.

El padre franciscano Pedro José de Parras, cuenta en el "Diario y Derrotero de sus Viajes" que llegó a Buenos Aires procedente de Cádiz en junio de 1749, luego de un trayecto que hizo desde Zaragoza donde se despidió de la virgen del Pilar, elegida como patrona de sus tareas, trabajos y peregrinaciones. Aquí se alojó en el convento de la Recolección. El día 3 de noviembre, después de cantar una misa a la virgen del Pilar, partió con destino a las provincias de Corrientes y Misiones. Al pasar por San Isidro se hospedó en casa del Capitán Fermín de Pesoa, a quien trata "amigo mío".

La visita duró hasta el día 8, fecha en la cual llegó el comisario de los Santos Lugares con una carreta, tienda de campaña y caballos. Por la tarde salieron para pasar el río de las Conchas (hoy Reconquista) y permanecer en un lugar próximo a la estancia de D. Pedro López, distantes tres leguas de la quinta de Pesoa.

Siguiendo el trayecto del viaje a través de la lectura del diario, el padre Parras prosigue su relato y dice: "... al día siguiente enderezamos muy despacio a pasar el río Luján que dista cinco leguas de donde hicimos noche y aquí permanecimos todo el día 10, por estar el tiempo tormentoso y no tener precisión alguna de apresurar el viaje. El día 11 en que ocurre la fiesta de San Martín, patrón de la ciudad de Buenos Aires, dije misa en una Capilla de María Santísima del Pilar que está inmediata al mencionado río...".

Ref: A: Capilla Nuestra Señora del Pilar. B: Rancho y Quinta de Clemente Gonzalez.
C: Estancia de la Virgen, lugar que fue de la población de Juan de Melo (Cabral).
D: Rancho y quinta de Dionisio Gutiérrez. 16: Rancho y quinta de Ramón de Pinazo.
Los demás números señalan las casas del pueblo formado sin orden desde sus principios.
Año 1799. Tribunales. AGN.-
                                                                         
No fue ésta la única visita que realizó Parras a la Capilla del Pilar; en 1750 viaja rumbo a Córdoba por el "camino viejo", sobre este nuevo itinerario deja escrito en su diario: "... el día 6 de octubre paré en la casa de campo del Capitán Pesoa, donde me detuve hasta el 10 a la mañana en que llegó mi secretario con tres mozos y 40 caballos con algunas mulas y fuimos esa tarde junto a la casa de D. Pedro López, donde en un lindo prado pusimos el toldo o tienda de campaña y pasamos la tarde alegremente, midiendo las jornadas que debíamos hacer hasta Córdoba, regulando el viaje con la mejor comodidad y pausa posible. El día 11 anduvimos seis leguas hasta un pueblecito que llaman el Pilar, por ser la santísima virgen del Pilar titular de su Iglesia en la que dijimos misa al día siguiente y después proseguimos hasta el río de Areco..." (36).

Habiendo crecido el número de vecinos, en 1750 la Capilla fue erigida Viceparroquia de Luján y se designó al Teniente de Cura Juan Isidro Illescas (37) que había sido Capellán en Luján desde 1731 hasta 1737 (38) y, en breves lapsos, a partir de 1741 en Pilar (39). Antes de asumir esa responsabilidad, el 1º de abril de ese año, efectúa un inventario el cual permite conocer detalles de la construcción, forma, estilo y el ornamento de la Capilla en ese entonces.

Los registros de bienes y alhajas de la Capilla se hicieron por orden del Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires con la asistencia del nombrado Illescas, el mayordomo de la Capilla D. Juan Ponce de León, el Juez Alguacil Mayor del Alcalde Provincial D. Manuel de Pinazo Escobal y los testigos D. Bartolomé Gutiérrez de Paz, D. Francisco León, D. Juan de la Cruz y D. Joaquín Cabot y Montaner (40).

El terreno donde se hallaba la Parroquia era un potrero cercado de palos compuesto de una cuadra en cuadro. Frente al templo había una cruz como de 8 varas de alto con sus gradas hechas de ladrillo, lo mismo que la edificación, partes unidos con barro y otros con una masa de cal y arena; mientras que su techo, de tejas y a dos aguas, estaba sostenido por siete tirantes que hacían un largo de 21 varas por 6 ½ varas de ancho.

                                  Recreación artística de la Capilla Nuestra Señora Del Pilar año 1750

Las paredes internas y externas se hallaban enlucidas con cal, la puerta principal era de cedro de 3 varas de alto y otra similar en forma traviesa. En su frente tenía un pórtico de tres arcos, estando en el principal su chapitel donde estaban colocadas dos campanas. El presbiterio ocupaba un largo de 3 y ¾ varas con sus barandillas y molduras de cedro. En su fondo se erigía el altar mayor que era una mesa de 3 varas de largo y más de 1 vara de ancho, con un retablo de 4 ½ varas de alto y 2 varas de ancho, de pintura y escultura francesa.

En la parte superior se encontraba la imagen de Nuestra Señora del Pilar con su corona de plata y el niño Jesús en uno de sus brazos. En otra parte del altar mayor se hallaba un Señor crucificado de madera, dos ángeles de bulto, una cruz pintada de verde y dorada por sus orillas con su respectiva peana, unas sesenta estampas, un nicho de una vara de alto con cerradura y llave de plata, forrado interiormente con cortinas amarillas de lama de oro y sobre él una efigie de Nuestra Señora del Rosario adornada con su arco de flores.

Una mesa del mismo tamaño que la anterior estaba destinada para otro altar en el cual se colocaba un Señor crucificado de 1 vara y un tercio de alto, con su cajón para el desenvolvimiento del viernes santo. De las paredes colaterales pendían todas las estampas del Vía Crucis, alumbradas por candelabros de barro.

Completaban el interior de la Capilla, dos escaños que servían de asiento para las personas distinguidas, un púlpito de cedro con su escalera ornamentada con la figura de la virgen de Nuestra Señora del Pilar y un Santo Cristo de metal, dos confesionarios, un atril de coro y dos de altar, una mesa de pie para colocar las vinajeras, una pila bautismal, seis lámparas de barro para iluminar al Señor, seis candeleros de bronce y otros tantos de estaño, espejos, alfombras, mantillas, cortinados, paños, velos, lienzos de distintas y lujosas especies y todo elemento relativo al culto que sería largo de enumerar, amén de la ropa que incluía casullas, albas, capas y otras prendas.

La sacristía tenía 6 varas de largo y unas 3 varas de ancho con su puerta y a su lado un corredor. El techo estaba apoyado sobre cinco pilares y la salida daba frente a la puerta traviesa del acceso principal a la Capilla; también comprendía parte de las instalaciones un cuarto donde vivían los capellanes (41).

Si analizamos detenidamente las características edilicias de esta Capilla y los componentes de su ornamentación de procedencia europea, advertiremos que para levantarla debió existir un proyecto, un presupuesto y una serie de trámites de demoras imprevisibles y aprobada esta gestión se necesitaba contar con la mano especializada de un maestro de obras, concretar el traslado de los materiales y seguidamente la etapa de su edificación, pormenores que llevaban su tiempo.

Su existencia está acreditada en el censo de 1744 (42), por lo tanto su antigüedad se remonta más allá de ese año, recordemos que la Capilla primitiva era de adobe y techo de paja, mientras que en esta construcción se utilizaron ladrillos unidos con una mezcla de cal y arena para sus paredes y tejas para cubrir su techo, situación que refuerza la suposición de que la primera Capilla u oratorio estuvo en la propia vivienda de Da. María Cabezas.

Todas estas dudas e hipótesis hoy podemos decir que han quedado aclaradas con el hallazgo o más bien la recuperación de documentos eclesiásticos, permanecidos ocultos y en manos extrañas durante muchos años y cuya revelación permite dar un paso adelante en la reconstrucción de la historia del Partido del Pilar. Veremos en estos documentos que la primera Capilla se comenzó a construir en 1731 por el Alférez y después Capitán Don José López de Quiroga, luego de obtener autorización del Obispo Fray Juan de Arregui para pedir limosna destinada a la fábrica del templo.

Conoceremos las gestiones realizadas durante el año 1740 por D. Diego de Melo y D. Juan Nicolás de la Cruz para trasladar la Capilla y erigir nuevos edificios en sus estancias y la oposición de los vecinos para dicho cometido por razones de distancia.

La reedificación y donación de la Capilla por parte de D. Juan Ponce de León, designado Patrón y Mayordomo perpetuo y otros detalles que surgen del relato de estos escritos que pasamos a transcribir en el capítulo siguiente.


Bibliografía, documentación consultada y notas


                                                                           continúa capítulo V.-
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