sábado, 22 de mayo de 2010

Francisco Justo Maderna 
Un mártir en la defensa de Buenos Aires en 1807   

                                                                            por Aldo Abel Beliera


El 5 de julio de 1807 se desarrollaron en las calles céntricas de la ciudad de Buenos Aires una de las más sangrientas luchas contra las tropas invasoras inglesas comandadas por el teniente general John Whitelocke.

Esta segunda invasión de las huestes del imperio británico tampoco pudo doblegar la valentía y el temple de los habitantes de la ciudad, quienes ya se habían organizado militarmente ante el temor de una nueva acometida.

La experiencia dejada por la primera invasión de 1806, que culminará con la heroica reconquista de la ciudad el 12 de agosto de ese año por los milicianos comandados por don Santiago de Liniers, había sido un poderoso llamado de atención ante la perspectiva de un nuevo ataque a esta colonia española.

No entraremos en detalles ante esta segunda invasión, mucho más cruenta que la anterior. Digamos simplemente que ahora el pueblo había tomado conciencia del peligro y se había preparado, nuevamente bajo la conducción general de don Santiago de Liniers.

Se crearon diversos batallones de cuerpos de veteranos de artillería y de granaderos, así como batallones de milicianos correspondientes a sus sendos orígenes de regiones españolas para los naturales de la Península o bien para los nacidos en Buenos Aires, o para los indios, pardos y morenos.

Las líneas anteriores las hemos volcado para señalar que el 23 de octubre de 1806, o sea a pocas semanas de la fecha de la Reconquista, se hizo un listado del “Tercio de Cántabros” con el rol de sus cuatro Compañías y dentro de cada una de ellas la nómina de los capitanes, tenientes, subtenientes, sargentos, cabos y soldados. Allí en la Tercera Compañía figuran como teniente don Francisco Maderna y sus hijos Ezequiel y Marcos Maderna como dependientes.

La Plana Mayor estaba constituida por un primer y un segundo comandante y otros miembros menores, incluido un abanderado y un capellán.

Luego de estas líneas introductorias, digamos que don Francisco Justo Maderna ofrendó su vida en aquel 5 de julio de 1807 durante los combates librados durante la segunda invasión.


PLACA - PATIO DE LA CASA PARROQUIAL IGLESIA SAN JUAN BAUTISTA
                                                         

En esa fecha, parte de las fuerzas británicas a las órdenes del general Crawford, cruzaron la zona sur de la capital por la actual calle Venezuela y llegaron hasta la esquina de Balcarce con intención de ocupar la plaza de Santo Domingo.

Del relato del Coronel don Pedro Andrés García, quien se hallaba a cargo del batallón de Cantabros y cuyos integrantes cubrían los alrededores del convento de Santo Domingo, podemos resumir los momentos previos a la muerte de Maderna:

“... el enemigo perdida toda esperanza de posesionarse de la plaza, forzó una puerta auxiliar del convento y ocupó los claustros e iglesia, las alturas, bóvedas, coro y torre, desde donde nos hacía un fuego dominante y cierto a cubierto de los muros y aun parapetado de colchones y muebles en los pocos flancos que podíamos descubrirle...”.

El batallón continuaba su activo fuego y con él obligaba al enemigo a no salir de sus trincheras, pero siendo necesario o sufrir una pérdida lamentable o abandonar un punto tan interesante, para evitar estos extremos se hacían precisos nuevos auxilios, especialmente de artillería con que batir las puertas del convento...”.
               
En este intermedio los enemigos nos propusieron tres señales de parlamento que resultaron falsas, con cuyo arbitrio lograron en el primero, que salí a contestar, matarme  un soldado que estaba a mi lado y la continuación de su fuego me obligó a retirarme”.

Intentaron con señales más expresivas de rendirse y entonces dieron muerte al teniente de la tercera compañía don Francisco Maderna y a cuatro hombres más bajo el mismo pérfido engaño...”
       
El parte de los hechos acontecidos en esa memorable jornada que culminó con la rendición del general Crawford, fue redactado por el Coronel García y enviado al capitán general don Santiago de Liniers el 15 de julio de 1807. La copia íntegra de este documento puede verse en “Historia de la República Argentina” de Vicente Fidel López, Tomo I pp. 690/693.                                                             

                                                                 
PLACA COLOCADA EN LA ENTRADA DE LA IGLESIA DE SANTO DOMINGO
                                                           
“GLORIA A LOS PATRICIOS MUERTOS  DURANTE LAS INVASIONES INGLESAS
EN LA DEFENSA DE LA MUY NOBLE Y MUY LEAL CIUDAD DE BUENOS AIRES
V – JULIO MDCCCVIII
             DE INTREPIDO VALOR SUBLIME EJEMPLO,  BUSCAD SU TUMBA Y
         HALLAREIS UN TEMPLO.   A. D.  1896”


Los fallecidos durante la contienda fueron enterrados en la Piedad, Santo Domingo, Recoleta, La Merced, San Francisco, San Ignacio y otras iglesias del casco céntrico, según refiere el cura de la Catedral porteña Dr. Julián Segundo de Agüero en el libro de difuntos días después de los acontecimientos.
  
Desconocemos donde fue sepultado su cuerpo, quizás en el camposanto de la iglesia de San Juan Bautista, donde en el patio de la casa parroquial una placa reza que en ese lugar yacen los restos de los caídos en las jornadas de 1806 y 1807. La única constancia que hallamos sobre su deceso se encuentra en el Libro 3 de Difuntos de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Buenos Aires. En folio 28 vuelto del citado registro, el Dr. Juan Dámaso Fonseca dejó anotado: “el día 17 de agosto de 1807 hizo la Hermandad sus honras por el finado D. Francisco Maderna”.
 
En el año 1808, las autoridades de la ciudad impusieron su nombre a las actuales calles porteñas Montevideo y su continuación Virrey Cevallos (actual barrio del Congreso), subsistiendo esta designación hasta 1822. 
                                                  

Más tarde, mediante Decreto Municipal Nº 209 del año 1945, se designó con su nombre a una arteria del barrio de Pompeya, próxima a la Av. Sáenz, cuyo trayecto nace en la Av. Perito Moreno y finaliza en Abraham J. Luppi al 1.000, perdurando en la actualidad. 



Poco es lo que se sabe de este hombre y de sus hijos varones, los cuales por llevar nombres homónimos se los ha confundido, dando motivo a interpretaciones erróneas.

En el trabajo “La Familia López de Viveros – Lumbida”, publicado en la Revista GENEALOGIA Nº 30, marzo del año 2000, con el Ingeniero D. Carlos Eduardo Fandiño, adelantamos algunos pormenores de esta familia, luego corregidos y aumentados como resultado de nuevas investigaciones, cuyo saldo nos ha permitido además esclarecer definitivamente la verdadera identidad del patriota y sus descendientes.

Don Francisco Justo Maderna era natural de Guarnizo, localidad del Ayuntamiento de El Astillero en el partido judicial de Santander y en la provincia del mismo nombre, en la región antaño conocida como Castilla la Vieja. Guarnizo dista unos 7,5 Km. de la ciudad capital Santander y su existencia ya está acreditada en documentos del año 857 referidos a la iglesia de Nuestra Señora de Muslera, período en el cual sus habitantes vivían de la pesca, el marisqueo y la ganadería.


La población de Guarnizo se encuentra ubicada entre los términos municipales de Camargo, Villaescusa, Piélagos, Medio Cudeyo y Marina de Cudeyo. Se sitúa al sur de la bahía de Santander y está rodeada por las rías de Bóo, Astillero y Solía.


En Guarnizo se construyeron algunos barcos que participaron en la primera Armada Nacional, mandada por Bonifaz Camargo, que en el año 1248, ayudó a la conquista de Sevilla. El Rey, agradecido, concedió el privilegio a Cantabria de ostentar el navío rompiendo la cadena y la Torre del oro, que hoy figuran en el escudo de Cantabria.


Las necesidades de galeones, en el siglo XVI, para defender el comercio con América, obligó al Rey Felipe II a aumentar la construcción naval, ordenando en 1581 instalar el astillero de Guarnizo, entre otras razones, por la abundancia de madera, su bajo costo, el calado de la ría de Solía y la protección y defensa que confería su situación al sur de una bahía de Santander. Es por lo tanto desde esta época, que la presencia de los astilleros ha determinado el carácter industrial de la zona.
                                 
Don Francisco Justo Maderna nació el 18 de julio de 1759 y fue bautizado al día siguiente en la Parroquia de Santa María de Muslera, situada en Guarnizo municipio cántabro de El Astillero, hijo legítimo de Francisco Maderna y de Catalina Asqueta [Azcueta], residentes en ese lugar, nieto paterno de Damián Maderna y de Teresa Maderna y nieto materno de Francisco Azcueta y de Mariana Azcueta, vecinos de la villa de Figueras (Figueres), ciudad española ubicada al norte de la provincia de Gerona, Cataluña, datos obtenidos del acta del bautismo conservada en el Archivo Diocesano de Santander.


Copia y transcripción de la partida de bautismo de Francisco Justo Maderna 

Francisco
Justo
Maderna
En diecinueve de julio de mil setecientos cincuenta y nueve, yo fray Francisco de San Pablo cura  en esta parroquia de Santa María de Muslera, lugar de Guarnizo valle de Camargo  obispado de Santander, bauticé  solemnemente y  puse los santos oleos, y crisma a Francisco Justo, hijo legítimo de Francisco Maderna y de Catalina Maderna, residentes en el Real Astillero de esta feligresía (nació dicho niño el día dieciocho de dicho  día  mes   y   año)  fueron  sus  abuelos  paternos  Damián [Damia]  Maderna  y  Teresa  Maderna;  maternos Francisco Asqueta [Azqueta]  y  Mariana Asqueta, vecinos de la villa   de  Figueras   Reino  de  Cataluña  obispado   de  Gerona, fueron  sus  padrinos Francisco Banuet  y  Teresa Banuet , residentes  en la ciudad de Santander, advertí a los padrinos el parentesco espiritual y lo demás de su cargo, fueron testigos Tirso de la Serna y Francisco Salmon, firmaron  lo conmigo dicho cura los que supieron dicho día mes y año ut supra.
                 Fray Francisco de San Pablo                          Francisco Antonio Salmon

Antigua fotografía de la Parroquia de Santa María de Muslera 
(gentileza Ricardo Vega Uslé)
Vista actual de la Parroquia de Santa María de Muslera y de la
Residencia de los Intendentes del Real Astillero de Guarnizo
(Fotografía 02-10-2015 Ricardo Vega Uslé)
Seguramente la estadía en Guarnizo de los padres de Francisco Justo haya sido transitoria pues no hay otros rastros de su permanencia en esa localidad. Años antes son detectados en Barcelona, ciudad en la cual su progenitor ejercía como soldado de la real Artillería y lugar donde deben haber celebrado su matrimonio, dado que bautizan otros hijos en 1748 y 1750 en la Basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor. 
  
Abundando sobre ellos respecto a sus identidades y origen, sus nombres completos responden a Francisco José Silvestre Madern, fue bautizado el 3 de noviembre de 1715 en la iglesia de Santa María del municipio de Agullana, provincia de Gerona, era hijo de Damia Madern (sic) y de Teresa Madern. Su esposa Catharina Cecilia María Francisca Asqueta fue bautizada el 19 de febrero de 1721 en la iglesia de los Santos Justo y Pastor sita en la ciudad vieja de Barcelona, siendo hija de Francisco Asqueta y de Mariana Asqueta y Serva o Serra.

Soldado de Artillería Ligera de Barcelona
 
Damia Madern nació por 1675, era hijo de Silvestre Madern, fallecido el 6 de julio de 1703 en Coustouges, Rousillón, Francia, y de María Brasi, ya difunta en 1724. Casó primero por 1700 con Teresa Madern, nacida en 1680 y muerta en 1719, padres de varios hijos bautizados en Macanet de Cabrenys, Agullana y Sant Cristóbal del Horts, pueblos  de la provincia de Gerona, España, y Coustouges, localidad de los Pirineos Orientales perteneciente a Francia.
En segundas nupcias Damia Madern casó el 17 de enero de 1725 en Montalba-le-Château localidad y comuna francesa situada en el departamento de Pirineos Orientales, con Margarita Soler.
Como se puede ver el apellido Madern, castellanizado en Maderna, tiene su origen en la provincia de Gerona, Cataluña, España.   

Iglesia Parroquial de Santa María (Agullana) 
                                   



Francisco Justo Maderna debe haber llegado a la ciudad de la Trinidad después de 1778, recién tomamos conocimiento de su persona cuando contrae matrimonio el 12 de mayo de 1785 en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Buenos Aires con doña María Josefa Escobar, natural de Buenos Aires y criada en casa de doña Josefa Tadea Saraví, esposa del catalán Juan de Ausio.

Es muy factible que doña María Josefa Escobar fuese hija de algún pariente de doña Josefa Tadea Saraví. Esta última fue hija legítima de Juan de la Rosa Saraví y de Clara Rosa Benencia; nieta paterna de Antonio Saraví y de Isabel de Suárez y sin duda nieta materna de Ignacio Benencia y de Bernarda de Burgos. 

Doña Josefa Tadea Saraví hizo testamento recíproco con su marido el 1º de septiembre de 1803 que luego anulan. Da su filiación y dice que casó con Juan de Ausio en la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, sin dejar sucesión. 
         
El tercer albacea es don Francisco Justo Maderna y en una de las cláusulas figura que Juan de Ausio le deja a Francisco Benito y Ezequiel Maderna 20 pesos a cada uno.
         
Don Francisco Justo Maderna y su mujer doña María Josefa Escobar fueron padres de siete hijos conocidos: Francisco Benito, Juan Francisco Ezequiel, Marcos José, Juana Josefa de Jesús, María Dorotea, José Anacleto y José Policarpo Maderna.
  
Los tres primeros hijos varones son mencionados en la matrícula de 1794, levantada a consecuencia del establecimiento de los alcaldes de barrio y que fuera ordenada por disposición del Virrey don Nicolás de Arredondo.

Don Salvador Escola fue designado alcalde del barrio Nº 12 y ese mismo año procedió a registrar a los vecinos y habitantes de la jurisdicción a su cargo perteneciente a la parroquia de San Nicolás. Comenzó el empadronamiento por la calle homónima (hoy avenida Corrientes) y Monserrat (actual Cerrito), arterias éstas que  junto a Santa Lucía (Sarmiento) y San Cosme y Damián (Carlos Pellegrini), delimitaban la  manzana primera que fuera demolida por el año 1930 para la  construcción de la Plaza de la República y la apertura de la avenida 9 de Julio.

Después de anotar en el cuaderno proporcionado a los ocupantes de la primera vivienda, el alcalde Escola pasó a la siguiente y dejó constancia: “se halla una panadería perteneciente a don Francisco Maderna en la segunda casa, natural de las Montañas de 34 años de edad, casado con doña Josefa Escobar, natural de esta ciudad de 22 años. Tiene tres hijos llamados Francisco de 7 años, Ezequiel de 6 años y Marcos de 2 años.”

Seguidamente menciona los nombres de once peones y cinco esclavos, indicando sus oficios, estado, naturaleza y demás datos de acuerdo a las instrucciones recibidas. También cita a dos mulatos presos, que se hallaban a cargo de Maderna y pertenecían al convento de San Agustín.                  

Artesano panadero, en sus campos de la zona del Pilar sembraba y cosechaba el trigo que molía con atahona propia para elaborar este alimento. El 2 de abril de 1791 se le asigna lugar de abastecimiento y venta del pan producido “junto a San Francisco”, hoy calle Moreno.

De los bienes adquiridos por don Francisco Justo Maderna y su esposa, amén de otros que no pudimos aún determinar, podemos mencionar las siguientes propiedades:

1).- Un terreno de 17 ½ varas de frente al Oeste por 70 de fondo al Sur, lindero con la vivienda de doña Petrona Almirón, situado en la traza de la ciudad, calle San Juan para el Sur, Barrio de la Concepción (calle Real de la iglesia del Señor San Juan Bautista y Convento de las Reverendas Madres Monjas Capuchinas). El 13 de marzo de 1787 solicita y obtiene del Gobernador Intendente, licencia para construir dos cuartos y un zaguán, adjuntando el plano de la obra. 
                                                                 

Esta doble casa fue construida por Antonio López, poseía una elegante puerta de entrada con resabios clásicos. El chaflán de uno de los muros, a continuación del zaguán, se repite como en éste en otros muchos planos de la época.
          
El 4 de enero de 1804, da fianza a su hijo Francisco Benito, por haber solicitado a don Antonio Pereyra Mariño, Administrador de Tabacos de la villa de Luján, un estanco en el Puerto de Benavídez. En concepto de garantía don Francisco Justo Maderna hipoteca la casa que tiene en el Barrio de San Juan [sic], “tirando desde dicho Convento para el Sur, se compone de un terreno de 22 ¼ [sic] varas de frente al Oeste y 70 varas de fondo, con lo edificado y lo que edificaré en adelante, la cual linda, por el frente, calle en medio, con don Santiago Saavedra, por el Este, con terreno de María Flores, por el Norte, con sitio de doña Petrona Almirón, y por el Sur, con sitio de Basilio Pesoa. Le pertenece por compra que hizo a doña Isabel de la Palma Lobatón, según escritura otorgada por el Escribano don Pedro Núñez, el 9 de diciembre de 1784”.

Resulta evidente que este comercio también era ejercido por don Francisco Justo Maderna, pues en las “Tomas de Razón” de fecha 15 de marzo de 1805, se dice respecto a él: “fiel estanquero de Benavidez”.

La vivienda ofrecida en garantía, después de la muerte de don Francisco Justo Maderna, sería heredada por su su viuda doña María Josefa Escobar.
                                                         

2).- El 6 de agosto de 1808, con intervención del Escribano Público don Mariano García Echaburu, compra a doña Tomasa de la Cruz, viuda de Basilio Pesoa, un sitio en el Barrio de la Concepción, contiguo, por el Norte, con el de su propiedad. Sus dimensiones eran de 17 ½ varas de frente, por 48 ¼ varas de fondo y lindaba por el Oeste, calle de por medio, con sitio de don Cornelio Saavedra; por el Sur, también calle de por medio, con sitio poblado de Tadeo Pereyra, y por el Este, con el negro Manuel Pereyra. 
                                                                    
3).- Una suerte de estancia de 1500 varas con frente al río de las Conchas, hoy Reconquista, y 9.000 varas de fondo hasta dar con tierras de sobras de la cañada de Escobar, pertenecientes a los herederos de don Manuel de Pinazo. Fracción adquirida en fecha 23 de diciembre de 1805 a los herederos de doña Ursula Pérez Morán, viuda de don Martín Sampayo.
    
Sobre el origen de las tierras de Martín Sampayo, el historiador Eduardo L. Munzón en su libro “Historia del Partido de General Sarmiento”, pp. 66 y 67, refiere que después de la muerte de doña Ursula Pérez Morán, sus herederos las vendieron en 1805 a Francisco Maderna, casado en primeras nupcias con Josefa de Escobar. Dos años más tarde, producida la muerte de Maderna, su viuda hereda la estancia acorde con las declaraciones de su segundo esposo Juan Guillen y éste las vende el 27 de noviembre de 1810 a Isidro Cufré, luego pasarían a manos del general don Angel Pacheco. Con el transcurso del tiempo se levantaría en este suelo el pueblo de Bella Vista. 

Todas estas operaciones de compra y venta fueron protocolizadas ante escribanos públicos y sus constancias pueden verse en los distintos registros conservados en el Archivo General de la Nación y en el duplicado de mensura Nº 1 de General Sarmiento, archivado en el Departamento de Investigación Histórica y Cartográfica de la Dirección de Geodesia, dependiente del Ministerio de Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires.

4).- Otra fracción de tierras en el rincón de Benavídez, es comprada por don Francisco Justo Maderna el 3 de marzo de 1806 a don Pablo Ugarte. Su frente de 800 varas daba a las barrancas del Paraná, por el Noroeste lindaba con doña María Lucrecia Benavídez y al Sudeste con tierras en litis entre doña Dionisia Chauri y don José Santos Sosa.

5).- Tres meses después, el 3 de junio de 1806, adquiere a doña María Lucrecia Benavídez, otras 800 varas de tierras contiguas a las anteriores. Lindaban por el Noroeste con tierras de don Antonio Medina y por el Sudoeste, que era su fondo, con don Alejandro Parra.

Estas 1600 varas, con una casa en ruinas, son heredadas por don Francisco Benito Maderna, quien el 15 de noviembre de 1850 las vende al general Angel Pacheco.
        
6).- Una casa en Buenos Aires, barrio de San Miguel, comprada el 17 de septiembre de 1806 en 3.000 pesos corrientes al presbítero don Gregorio Tadeo Llanos, quien la había heredado de su madre doña Martina Viera. Vivienda edificada en terreno que formaba esquina, compuesto de 19 3/4 varas de frente al Norte por 67 varas de fondo al Sur, lindaba por el frente, calle Real de por medio, con don Francisco Beláustegui; por el Oeste, también calle por medio, con el difunto don Domingo Cueva, por el Este con don Juan Domingo Llanos y por su fondo con don Manuel Rosales.
            
Da. María Josefa Escobar, viuda, casó en segundas nupcias el 24 de agosto de 1809 en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción, con don Santiago Guillén, natural de Montevideo e hijo legítimo de Fernando Guillén y de doña María Tadea Hornos. Los testigos del matrimonio fueron Juan Francisco Ezequiel Maderna y su esposa María Ciriaca Moreno.

Este Santiago Guillén, a quien Apolant en su “Génesis de la Familia Uruguaya” menciona con el apellido Villén, quizás se trata del bautizado el 11 de junio de 1785 en la iglesia Matriz de Montevideo, hijo de Fernando Guillén y de María Tadea Hornos, naturales de Buenos Aires; nieto paterno de Francisco Guillén y de Da. Sebastiana de Yedra, naturales de Jaén en Andalucía, y nieto materno de Pedro José de Hornos y Fernández y de Dionisia López Camelo y Tapia, quienes aparecen en el Padrón de Buenos Aires de 1778. Datos éstos que debemos al colega genealogista don Hernán Carlos Lux-Wurm y al Padrón de Habitantes del Río de la Plata, de don Hugo Fernández de Burzaco.   

No hubo descendencia de este matrimonio y doña María Josefa Escobar falleció el 14 de noviembre de 1823, “de 54 años de edad”, siendo sepultada en el cementerio del Norte.

Había testado en Buenos Aires el 31 de agosto de 1822 por hallarse gravemente enferma. No menciona a sus padres y sólo refiere ser natural de la ciudad de Buenos Aires; pide que su cuerpo sea sepultado en el cementerio de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, de donde es feligresa, debiendo ser amortajado con el hábito de Nuestra Señora del Carmen, de cuya hermandad es cofrade.

Declara que fue casada en primeras nupcias con don Francisco Maderna de cuyo matrimonio le quedaron tres hijos que al presente viven, llamados Francisco Benito, Francisco Ezequiel y Marcos Maderna.
 
Agreguemos que don Santiago Guillén, viudo de doña María Josefa Escobar, casó por segunda vez el 19 de marzo de 1824 en la parroquia de San José de Flores, con doña Paula Maderna, natural de Buenos Aires, siendo testigos de la ceremonia don Ezequiel Maderna y su mujer doña Ciriaca Moreno.

En el expediente matrimonial confeccionado el 8 de marzo de 1824, días antes de la boda, don Santiago Guillén acusa 40 años de edad, mientras que la contrayente, doña Paula Maderna, manifiesta tener 28 años, ser “huérfana y haberse criado en casa de la difunta esposa del pretendiente con la estimación de una hija”.

Anteriormente citamos a los siete hijos habidos en el primer matrimonio de doña María Josefa Escobar con don Francisco Justo Maderna, nombraremos ahora a ellos en forma individual, con los datos que hemos podido obtener.

H. 1.-  Don Francisco Benito Maderna, natural  de Buenos Aires  y  bautizado en la iglesia de  San Nicolás de Bari. Nació por 1786, probablemente el 24 de agosto de ese año, día de San Benito Abad.                                                              

Casó  en  primeras  nupcias  el  16  de mayo de 1807 en la parroquia de Nuestra Señora del Pilar, con doña María Mauricia Beliera, nacida  hacia 1791 y confirmada el 13 de  octubre de 1795 en Pilar, hija legítima  del marino francés don Juan Beliera (Jean Belier) y de doña Basilia Antonia Olivares y nieta  materna del capitán Antonio de Olivares y de María Josefa Luisa Moreno y Gil de la Rosa.

El 14 de agosto de 1810  lo encontramos viviendo en Buenos Aires, en  esa  fecha, en  su  condición  de Teniente  Alcalde  eleva  a la Suprema Junta de Gobierno la nómina de los habitantes  residentes  en  el  cuartel  Nº 14  a su cargo. En lo que a él respecta, fija su domicilio en la calle Ribas de la  manzana  Nº  220, luego  destruida  para  la  construcción de la avenida 9 de Julio (predio comprendido por las  actuales calles Bernardo de Irigoyen, Adolfo Alsina, Hipólito Yrigoyen  y  Lima), se hallaba casado, contaba 24 años de edad, su oficio panadero y poseía una pistola y un sable.

La información sobre su familia se completa con su esposa doña Mauricia Beliera de 18 años  y  sus  hijos José Jorge de 2 años y  María Felipa de 11 meses. Contamos 18 criados, todos jóvenes y  que no superaban los 30 años de edad. Otros 6 peones están empleados en  la atención de la atahona y en el reparto del pan.

En  1813 Francisco Benito, su  mujer  y  sus hijos Felipa de 4 años, Gregoria de 2 y Juana Evangelista de pecho, son  censados  en  la  estancia  que poseían en el partido del Pilar, con 3 esclavos y 6 peones. Todos ellos son nombrados  nuevamente en el Censo del Pilar de 1815.

Importante  hacendado de Benavídez, cuando su  jurisdicción  pertenecía  al partido del Pilar. En la estancia heredada de su  progenitor se hallaba el oratorio  o capilla de Nuestra Señora de la Concepción, de la cual abundan testimonios de  las  ceremonias religiosas allí celebradas, en los libros  parroquiales  de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar.
          
Fue uno de los firmantes de las notas  enviadas  al Gobierno el 18 de abril de 1818 y el  25  de  junio de 1819 solicitando  la  traslación de  la iglesia y el pueblo del Pilar, desde su antiguo lugar de asentamiento en las márgenes del río Luján al sitio actual, cabecera y ciudad del partido.

Integró las Milicias de la Campaña de Buenos Aires, habiendo  alcanzando el grado de Capitán de la Sexta Compañía del Segundo Escuadrón del Regimiento Nº 3 de Caballería, por  despacho de fecha 16 de diciembre de 1819.

En 1831 solicitó en  compra, 10.000 varas  de  frente  por  4.000 varas  de fondo, de tierras de bañado de propiedad pública en el partido del Pilar, fracción lindera por el Oeste  con  terrenos  ocupados por  el  general  don José Pacheco, por  el Norte con la Cañada de Escobar, por el Sud con el arroyo de Las Tunas y por el Este con el río de Luján. Estas  tierras  le   fueron  concedidas  en  enfiteusis  por el  Gobierno  y años después le fueron despojadas por el general Pacheco, según Maderna sin ninguna razón ni  título  que  justificara  semejante  proceder. 

Sus últimos  años  los  pasó  en  su  casa  del  pueblo de San Fernando, situada en la calle Pinto 35, entre Constitución  y 11 de Septiembre (actual Teniente General Juan Domingo Perón), frente al  edificio donde hoy  se  encuentra  la centenaria biblioteca  Madero. Este terreno tenía 9,61 m., de  frente  al Sudeste por  28, 86 m., de fondo y contaba con dos piezas construidas de ladrillos asentados en  barro y  techos de tejas;  otra pieza  y  una  cocina con techo de zinc, un corredor, pozo de balde con brocal de material y un excusado.

Además de  esta  vivienda  poseía una chacra en San Isidro y  una cantidad de hacienda vacuna, lanar y yeguariza en el partido del Pilar.
                         
Francisco Benito Maderna y María Mauricia Beliera fueron padres de 11 hijos. 

N. 1.-   José Jorge 
N. 2.-   María Felipa 
N. 3.-   María Gregoria 
N. 4.-   Juan Evangelista
N. 5.-   José Dionisio
N. 6.-   Rosendo
N. 7.-   Vicente
N. 8.-   María de las Nieves
N. 9.-   José Tomás
N. 10.- Pedro
N. 11.- Ignacio

Doña María Mauricia Beliera, falleció a  los “31 años de edad” y  fue sepultada  el 3 de octubre de 1822 en el cementerio de la iglesia del Pilar.

Don Francisco Benito Maderna viudo, casó por segunda vez  el  28 de noviembre de 1823 en la parroquia del Pilar, con doña María Gracia Beliera, sobrina  carnal  de  su  primera  esposa  e hija legítima de don Juan Tiburcio Beliera y de doña Catalina Velázquez; nieta  paterna de don Juan Beliera y de doña Basilia Antonia Olivares y nieta materna de don Felipe Santiago Velázquez y de doña Ana López Viveros.

El impedimento de afinidad  en segundo y  tercero con cuarto grado que ligaba a la contrayente con su difunta esposa, por  ser  ambas  descendientes  de  las  hermanas Josefa y Petrona Moreno, dio lugar a la confección de un expediente  matrimonial iniciado el 7 de octubre de 1823 en la parroquia del Pilar, en el mismo don Francisco Benito Maderna solicitaba las dispensas del caso y daba como motivo “el  estado  de orfandad  de su  prometida después  de muerto sus padres  y  la  necesidad  de dar a nueve hijos  pequeños  de  su  primera  unión, una  madre  que  los  mire, repare  y eduque, lo que  es de esperar desempeñe en razón de ser su prima y por el amor que les  profesa”.
                                                                                
María Gracia Beliera y Francisco Benito Maderna 
Doña María Gracia Beliera murió el 22 de noviembre de 1865 y fue sepultada al día siguiente en el cementerio de la  parroquia de San Isidro. Don Francisco Benito Maderna, testó en  Buenos y falleció de vejez el 4 de agosto de 1871  a  los “88  años  de  edad”, siendo sepultado dos días después en San Isidro.

Francisco Benito y María Gracia procrearon 14 hijos.

N. 12.- Juan Francisco
N. 13.- José Antonio Abad
N. 14.- Juana Josefa del Corazón de Jesús
N. 15.- Josefa Eduvigis
N. 16.- Felipe
N. 17.- Bartolo
N. 18.- Fausto del Carmen
N. 19.- Micaela del Carmen
N. 20.- Juan Pablo
N. 21.- José Manuel
N. 22.- Juana Josefa
N. 23.- Manuel Desiderio
N. 24.- José Aquilino
N. 25.- Antonio Mauro

H. 2.-  Don Juan Francisco Ezequiel Maderna, nacido  hacia 1787 en Buenos Aires, seguramente el 10  de abril, día de San Ezequiel, según el  Censo de Buenos Aires de  1810 ordenado  por la Primera Junta de Gobierno el 7 de agosto de ese año, donde figura como Teniente Alcalde del Cuartel Nº 18 y  realiza  el empadronamiento de los vecinos de ese barrio. Es nombrado a continuación de la casa panadería de Beláustegui, situada en la calle de Lezica (actual  Bartolomé Mitre), de  la manzana 152 (hoy  comprendida  por  las calles Bartolomé Mitre, Teniente General Juan Domingo Perón, Libertad y Cerrito). Se lo señala como patricio, de 23 años de edad y posee como armas  propias; una  carabina, un trabuco y dos pares de pistolas. 
                                                                 

También se menciona a su esposa doña María Ciriaca Moreno, patricia, de 22 años de  edad, y a sus tres hijos, Francisco de  4 años, Leocadia  de 3 y José de 7 meses.      

Además tiene a  su  cargo a Benita, huérfana (la cual casaría luego el 19 de marzo de 1824 en San José de Flores, con el catalán don José Barrera, hijo  de don Pedro Barrera y de doña  Paula García, todos  naturales de Barcelona), 27 esclavos y 11 peones, los que son citados con sus respectivos nombres, edades y oriundez.
            
El 1º de  abril  de 1812, el  Gobierno de entonces, con  la  firma  de don Manuel de de Sarratea, don Feliciano Antonio Chiclana, don Bernardino Rivadavia y don Nicolás Herrera,  atendiendo a los méritos y servicios confieren a don Francisco Ezequiel Maderna, el título de Capitán de Fusileros de la Novena Compañía del  2º  Tercio de la Guardia Cívica.
                                                              

Francisco Ezequiel Maderna -Despacho Capitán de la Guardia Cívica
                                                              
Despacho Capitán de Granaderos 
Por este empleo  se  le  computaron 2 años y 7 meses de  servicios y el 1º de diciembre de 1814, el  Director Supremo  de  las Provincias Unidas del Río de la Plata, don Gervasio Antonio Posadas, le concede el cargo de Capitán de la Séptima Compañía  de  Granaderos del  Segundo Tercio de la  Guardia Nacional de Infantería.
                                                      

Foja de servicios
Su  actividad militar no le  impedía atender sus negocios, pues  en 1813 demanda al comerciante  inglés don Tomás Gowland  por el cobro de una cantidad de sacos de harina, siendo este  último detenido en  la cárcel pública y padeciendo el embargo de la  mercadería que  es subastada para cancelar la deuda.

En 1815 se hallaba establecido en el pueblo de Flores. En el censo de ese año acusa 34 años de edad y su ocupación es  la de panadero. Su familia no es mencionada y sólo se  nombra al personal empleado a su servicio; un capataz, un oficial, un peón, veinte negros esclavos naturales de Guinea y otras personas agregadas.

En  su  ejercicio de panadero envía una nota al Cabildo, solicitando se rebaje  la contribución  de 243  pesos mensuales que se le ha impuesto, debido a los escasos amasijos y al  aumento del alquiler que satisface por la casa. Además, dice: “a otros panaderos de  mayores fondos y que  trabajan  más en  casas de  su  propiedad se les ha  asignado  menor  cantidad”.

Meses después alquila la  casa panadería a don José Castillo y  un año más tarde es nombrado diputado de  panaderos.

 En el Acuerdo capitular del 3 de marzo de 1820 fue nombrado  “Alcalde de  Hermandad del Partido de San José de Flores” por  excusación de don José Agustín Ormaechea, prestando el juramento respectivo.

En  el convenio reservado del 24 de junio de 1829, entre el Gobernador Provisorio de la Provincia de Buenos Aires, general don Juan Lavalle y el Comandante General de la Campaña don Juan Manuel de  Rosas, figura como suplente  en el listado de los postulados para la elección de Representantes de la Provincia.

Integró la Cámara de Representantes de Buenos Aires durante el Primer Periodo Legislativo Constitucional, desde el 30 de abril de 1854 y el mismo día del año siguiente. Durante su gestión figuran entre los componentes de dicho cuerpo, Barros Pazos, Billinghust, Drago, Escalada, Elizalde, B. Mitre, E. Mitre, M. Obligado, Somellera, C. Tejedor, Vélez Sarsfield, y otros personajes ilustres de nuestra historia.
          
Adquirió  y  vendió  varias  propiedades  en  la  ciudad  y  en  la campaña, de ellas podemos mencionar:

El  16 de  febrero de 1824, compra  a  don José Cayetano Pico  y a don Leonardo Domingo de la Gándara, una casa en el pueblo de San José de Flores  la  cual poseía una  panadería. Los vendedores  lo hacen como apoderados de doña Antolina Visillac, viuda de don Francisco Moreno y sus dos hijos menores. La venta se concreta en suma  de 17.000 pesos.

Este  establecimiento, con todos sus útiles, destinado a  la  elaboración y venta  de  pan,  Maderna lo  mantenía  arrendado desde el  1º de noviembre de 1822 y  abonaba  mensualmente  84  pesos  en  concepto  de  alquiler.       
            
Otra  fracción de 17 ½  varas de frente al Norte  y  70 varas de fondo al Sur, lindera por  su  frente, calle de por medio, con José Antonio Rodríguez, por el Sur, que es su fondo, y costado del Este, con Gerónimo Martínez, y por el Oeste con el  comprador. Esta  compra  la  realiza  en  fecha  31 de  marzo de 1824, abonando  la   suma  de 30 pesos  a  don Antonio Millán como  apoderado  de  los Flores.

El historiador Lic. don Arnaldo Cunietti Ferrando, a quien debemos el dato de esta última compra, refiere que el terreno adquirido  por don Francisco Ezequiel Maderna lindaba con otro  de  su  propiedad y de similares medidas, posiblemente el  mencionado anteriormente, agregando que la casa panadería  ocupaba casi media manzana sobre la actual avenida  Rivadavia, entre las  calles  Pedernera  y  Varela  del  barrio  de Flores, y estaba trabajada en su casi totalidad con esclavos negros.  

Nuestro recordado colega, amigo y pariente don Hernán Lux-Wurm, en su trabajo “Los Visillac una ilustre familia Rioplatense”, nos aclara sobre la cantidad de esclavos que se  hallaban al servicio de los panaderos y para ello transcribe dichos del  viajero y acuarelista  británico Vidal, Emeric  Essex, que reproducimos: “Los panaderos de  Buenos Aires  tienen  generalmente varios esclavos, por que no existiendo en el  país  molinos de viento ni de agua, a excepción de uno últimamente instalado por un inglés, tienen que moler la harina que  emplean  a  mano y con la ayuda de mulas”.

El 16 de septiembre de 1831 ante el escribano Marcos Leonardo Agrelo, compró al Dr. Pedro Medrano (tío de Tomasa Medrano, la cual era madre de Luis María Saavedra) en representación de su hermana Toribia Medrano y Cabrera, unas tierras de chacra que abarcaban alrededor de 105 cuadras cuadradas de superficie, de 150 varas la cuadra, situadas en el Partido de San Isidro, abonando $ 6.200 moneda corriente.

Este terreno se hallaba en la costa de San Isidro, al sur del zanjeado de la casa de pulpería del comprador hasta el arroyo que denominan de Medrano.

Una estancia en  Marcos  Paz, situado en la Cañada de la Paja, Partido de la Matanza, comprado  a don Carlos Naón en  1834 y escriturado el 12 de marzo de 1835, compuesto de 3.000 varas de  frente  al  arroyo Morales  por  6.000 varas de fondo al  río  Matanza. Dos  años  más  tarde  lo transfiere a don Gregorio Espinosa y a don Domingo González.

Don Juan Francisco Ezequiel  Maderna  casó el 6 de febrero de 1805 en la parroquia de Nuestra Señora de Monserrat, con doña María  Ciriaca  Moreno, bautizada el 11 de agosto de 1788 de 3 días como hija de padres no conocidos (Monserrat, 2/409), hija natural de Petrona González de Arellano y de don Francisco Moreno. Este último, no es otro que el andaluz natural de la villa de Utrera, de oficio panadero, e hijo de Francisco Moreno y de Juana Sánchez. 
Don Francisco Moreno casó en primeras nupcias con doña Isabel Gómez, de cuya unión nacieron cinco hijos que fallecieron siendo menores de edad. Viudo contrajo nuevo matrimonio con doña María Antolina Visillac, natural de Colonia  del Sacramento, quien  figura  junto  a sus padres en el Padrón del Real de San Carlos de 1783, censada con un año de edad, viuda  que  era de  don José Antonio de la Piedra e hija  de don Mateo Visillac y Ferrer, importante  panadero, natural de la villa de Inca, en  la  isla de Mallorca, y  de Da. Mariana de Lara. Antolina y Francisco Moreno fueron padres de cuatro hijos llamados Francisca, María  Andrea, Juana Antonia del Corazón de Jesús y Adolfo Francisco Moreno.

El contenido de la cláusula número 12º del testamento de don Francisco Moreno reafirma nuestra presunción respecto a que éste fue el progenitor de doña María Ciriaca Moreno. En  esta  disposición  declara: “que tiene  una hija natural, la cual educo y alimento desde su infancia hasta que le dio estado de  matrimonio y cuando   lo  contrajo  le  compró   una  casa   que  adornó con todos los muebles necesarios hasta los de la cocina y todo útil, una esclava y una docena de cubiertos, en  todo lo cual invirtió mas  de cinco mil  pesos y es  su  voluntad que esto sea de la propiedad  de dicha que  se  lo  dio antes de casarse  sin que sus  herederos  puedan exigir cosa alguna”.

Doña María Ciriaca Moreno de Maderna, casada y de 60 años de edad, fue censada en 1855 en el cuartel 19 del barrio de Monserrat, residiendo como inquilina en una vivienda de azotea de la calle Lima Nº 21 con sus hijas Ciriaca de 25 años de edad, Ruperta de 24 y Carmen de 19, las tres solteras y de ocupación costureras.

Juan Francisco Ezequiel y María Ciriaca fueron padres de varios hijos, algunos con nombres repetidos y de distinta edad según los censos y documentos consultados.

N. 1.-   Francisco Félix Cesáreo
N. 2.-   María Leocadia del Carmen
N. 3.-   Alejandro José
N. 4.-   Ruperta Dolores
N. 5.-   Gregoria Sebastiana
N. 6.-   María Ciriaca
N. 7.-   Benita Carlota
N. 8.-   Carlota Ciriaca
N. 9.-   Ruperta de las Mercedes
N. 10.- Carlota Benigna
N. 11.- Felisa Gabina
N. 12.- María Carlota
N. 13.- Ciriaca
N. 14.- Miguel
N. 15.- Ruperta
N. 16.- Carmen
            
H. 3.-  Don Marcos José Maderna, nació el 25 de abril de 1792 y fue bautizado al día siguiente en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Ingresó  al Cuerpo de Cantabros como cadete y se graduó de Subteniente, firmando su nombramiento el 8 de noviembre de 1808 don Santiago de Liniers.
                                                                  
Despacho de Subteniente
Contrajo matrimonio  el  29 de mayo de 1810 en la parroquia de Nuestra Señora de la Piedad, con doña Juana Petrona Vázquez, bautizada el 1º de julio de 1793, de 7 días en Arrecifes, hija de don Tomás José Vázquez  y  de  doña María Casimira Torres, quienes habían casado el  22 de diciembre de 1777 en Arrecifes; nieta paterna de don Lázaro Vázquez y de doña Escolástica Tapia, desposados el  26 de enero de 1746 en San Antonio de Areco, y nieta materna de don José  Ignacio Torres Maldonado y de doña Rosa Bazán Viera, casados estos últimos el 9 de septiembre de 1761 en Arrecifes.

El  19  de septiembre de 1818  don Marcos Maderna, es testigo de la soltería de José Antonio Lara, acusa  26 años de  edad y  refiere estar casado y avecindado en el partido de Arrecifes.

Doña Juana Petrona Vázquez  fue sepultada el 2 de febrero  de  1845  en Arrecifes y don Marcos José Maderna el  12  de junio de 1863 en La Lomas, partido de San Fernando, había  fallecido  el  día  anterior  “de muerte natural a los 70 años de edad”.
          
De este matrimonio conocemos un único hijo llamado Francisco Melitón del Corazón de Jesús Maderna, nacido el 10 de marzo de 1811 y bautizado al día siguiente en la parroquia de Monserrat, el cual ha dejado descendencia en el partido de Arrecifes.

H.4.-  Juana Josefa de Jesús Maderna, nacida el 27 de marzo de 1794 y bautizada al día siguiente en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Fallecida antes de 1822.

H. 5.-  María Dorotea Maderna, quien nació después de 1794  y  falleció el 9 de mayo de 1809 “joven”, siendo sepultada con “entierro mayor y seis posas  por ser  hermana  de Animas” en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción.

H. 6.-  José Anacleto Maderna, nacido y bautizado el 13 de julio de 1801 en la parroquia de San  Nicolás de Bari. Seguramente fallecido antes de 1822, pues no es citado en el testamento de su progenitora. 

H. 7.-  José Policarpo Maderna, nacido el 26 de enero de 1806  y  bautizado al día siguiente en la parroquia de San Nicolás de Bari. En  esta  partida  su progenitor figura como Francisco Xavier Maderna. José Policarpo, presumimos debe haber  fallecido infante o muy joven, pues no es mencionado por su madre en el testamento de 1822.   


Agradecimiento:
A D. Ricardo Vega Uslé, por la gestión en localizar el acta de bautismo de Francisco Justo Maderna en el archivo de la Iglesia Catedral de Santander.  

www.astillero-guarnizo.blogspot.com.ar/2015/11/francisco-justo-maderna-natural-de_14.html                                


Las descendencias de Francisco Benito, Juan Francisco Ezequiel y Marcos José Maderna, fueron tratadas hasta los bisnietos y son mencionadas en  “Los Maderna”, trabajo de mi autoría publicado por el Centro de Estudios Genealógicos “Gens Nostra”, en el  Libro 2 del año 2006. 


Otra versión más ampliada fue publicada en Documentos, Historias y Genealogías del Virreinato por Estudios Histórico-Sociales de Buenos Aires en el mes de mayo de 2010.